Teoría Económica Subjetiva Solidaria (TESS)

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Grupo Unión

Prólogo
(Juan R. Rallo)

La Escuela Austriaca de Economía es una tradición de pensamiento económico que arranca en 1871 con los Grundsätze der Volkswirtschaftslehre de Carl Menger y cuyos principios constitutivos son el individualismo metodológico, el subjetivismo, el marginalismo, la incorporación del tiempo y la incertidumbre como elementos subjetivos constitutivos de toda acción y el estudio genético-causal de los órdenes sociales emergentes como el dinero. No es desde luego casualidad que las dos aportaciones históricas más relevantes de Menger hayan sido, por un lado, una teoría individualista, subjetivista y marginalista del valor cristalizada en la célebre ley de la utilidad marginal decreciente y, por otro, una teoría sobre el origen del dinero vinculada a la competencia descentralizada entre los individuos por seleccionar aquellas mercancías con un valor más estable en el mercado (aquellas mercancías más líquidas).
Pese a haber sido el iniciador de la tradición de pensamiento austriaca, Menger no es el economista austriaco más y mejor conocido por quienes hoy se autoidentifican como seguidores de la misma. Otros economistas austriacos como Ludwig von Mises, Friedrich Hayek o Murray Rothbard son referentes mucho más populares a la hora de definir en el imaginario colectivo cuál es el contenido del corpus doctrinal austriaco. Y en parte es lógico que así sea: Ludwig von Mises es el primer gran sistematizador de una visión económica general desde la perspectiva austriaca (La Acción Humana); Friedrich Hayek no sólo recibió el Premio Nobel sino que es el autor de algunas de las aportaciones intelectuales más importantes en toda la historia de la Economía (como el rol de los precios a la hora de transmitir información a muy bajo coste al conjunto del mercado); y Murray Rothbard es el responsable de haber conectado la Escuela Austriaca con la filosofía política liberal-libertaria (y, por tanto, un pensador clave para quienes estudien política económica dentro de la Escuela).
Que Menger no sea la principal referencia intelectual de cuantos hoy se autoidentifican como economistas austriacos no tendría por qué tener ninguna relevancia: haber sido el primero no implica haber sido el mejor; es más, si fuera cierto que la ciencia progresa acumulativamente, todo lo bueno de Menger ya estaría contenido en los textos de los economistas austriacos contemporáneos, expurgados, además, de los errores que pudiera cometer. Sin embargo, este último no es, por desgracia, el caso que nos ocupa, sobre todo en lo que respecta a la teoría monetaria mengeriana.

En este ámbito, no sólo sucede que sigue habiendo ideas muy fértiles dentro de los escritos de Menger que no han sido convenientemente incorporadas y desarrolladas dentro del pensamiento económico austriaco mainstream, sino algo mucho más grave: que algunas ideas distintivamente mengerianas han pasado a ser consideradas, a ojos de muchos de los más insignes economistas austriacos modernos, como ideas anti-austriacas. De hecho, en el campo de la teoría monetaria austriaca, las ideas de Mises –no por casualidad el primer economista austriaco en abordar de un modo omnicomprensivo y sistemático esta cuestión, aunque no necesariamente acertado– se han convertido en absolutamente canónicas: sólo se puede desarrollar la teoría monetaria austriaca partiendo del marco legado por Mises; a contrario sensu, cualquier crítica de raíz a los planteamientos miseanos deberá proceder, por definición, extramuros de la Escuela Austriaca… aun en el caso de que esa crítica hunda sus raíces en Menger.

Se trata de un enfoque deplorablemente dogmático que ha oscurecido y orillado aportaciones teóricas con mucho potencial explicativo y que se han desarrollado dentro de la Escuela Austriaca partiendo del tronco común mengeriano pero en paralelo a Mises (o a Hayek). Es decir, se trata de aportaciones científicas que comparten premisas metodológicas y sustantivas como el individualismo metodológico, el subjetivismo, el marginalismo, la incorporación del tiempo y la incertidumbre como elementos subjetivos constitutivos de toda acción y el estudio genético-causal de los órdenes sociales emergentes: pero que, a pesar de hacerlo, han sido radicalmente ignoradas por no ajustarse a los cánones de lo que se ha querido convertir en una ortodoxia austriaca. En ocasiones, algunas de esas importantes aportaciones teóricas que de manera arrogante se han descartado de entrada sin el menor análisis crítico han sido aportaciones teóricas que se limitaban a enmendar o ampliar las conclusiones a las que había llegado la ortodoxia austriaca en un campo específico de estudio (por ejemplo, el estudio de la liquidez de los activos financiero y su vinculación con el equilibrio monetario); en otras, se ha tratado de aportaciones teóricas tan amplias que incluso constituían una sistematización de los principales aspectos de la ciencia económica desde una perspectiva austriaca. O dicho de otro modo, hay auténticas Acciones Humanas escritas desde una perspectiva austriaca por autores austriacos que están siendo ignoradas por la inmensa mayoría de austriacos bajo la presunción de que no aportan nada nuevo o que no aportan nada correcto. Y todo ello sólo porque, siendo obras genuinamente austriacas, no son miseanas. Todavía peor: hay austriacos miseanos cuyo único incentivo a acercarse a alguna de estas obras, austriacas pero no miseanas, no es el de ampliar horizontes, rellenar agujeros, complementar estrecheces o enmendar errores, sino el de confirmar que esas obras no pueden aportar nada nuevo o nada correcto a la ciencia económica. O expresado de otro modo: sólo se acercan a ellas para emitir la señal admonitoria, frente a los demás austriacos, de que no valen realmente la pena… no sea que éstos caigan en la tentación y terminen pecando.

Pues bien, el libro que ahora mismo tiene entre sus manos, Teoría Económica Subjetiva Solidaria, de Carlos Alberto Bondone, es una de esas Acciones Humanas escritas desde una perspectiva austro-mengeriana que, por desgracia, demasiados austriacos llevan ignorando desde hace demasiado tiempo. Porque aunque esta magna obra llegue ahora al público español, el profesor Bondone ya ha venido publicando gratuitamente desde hace más de una década sus originales teorías económicas en formatos con un carácter más monográfico: su Teoría del interés (2011), su Teoría de la moneda (2012), su teoría sobre la Causalidad de los ciclos económicos (2013), su Teoría del valor y los precios (2016) o su Teoría del cálculo económico (2022). Sin embargo, ninguno de estos monográficos ha recibido dentro de la Escuela Austriaca la importancia que debería haber tenido: y digo que deberían haber tenido porque cada una de estas monografías constituyen auténticos soplos de aire fresco dentro de una construcción teórica, la de la Escuela Austriaca ortodoxa, que ha sacrificado la flexibilidad y la adaptabilidad en aras de la preservación dogmática de la coherencia interna: desde la mensurabilidad del valor a su caracterización del interés como el valor del tiempo económico pasando por su redefinición de la moneda, el profesor Bondone nos exhorta a revisar los supuestamente firmes fundamentos sobre los que la Escuela Austriaca miseana ha construido todo su edificio teórico. Y lo hace de un modo exhaustivo, riguroso y con escasas ambigüedades verborreicas: es decir, de un modo que posibilita una interlocución intelectual transparente y honesta con aquellos que, partiendo de unos fundamentos compartidos, llegan a conclusiones dispares.

En este sentido, la Teoría Económica Subjetiva Solidaria supone la integración coherente y entrelazada de todas las teorías que, de manera independiente pero en el fondo subyacentemente unificadas, había desarrollado durante años. Con la Teoría Económica Subjetiva Solidaria, pues, el lector tendrá entre sus manos una sistematización general de las principales categorías y leyes económicas, fruto de toda una vida de reflexión puramente austriaca, sobre nuestra ciencia. A imagen y semejanza de lo que pergeñó Mises con su La Acción Humana. Una sistematización, la del profesor Bondone, de raigambre por entero subjetivista cuyo propósito último es, precisamente, el de mostrar que todas las leyes económicas son, en el fondo, una manifestación de la teoría subjetiva del valor y que, por ende, podemos explicar por completo las relaciones que rodean a la moneda, al intercambio, al interés, al crédito o a la riqueza del mismo modo que podemos explicar las relaciones que rodean el valor o el precio de cualquier otra mercancía. Con esta obra, en suma, el profesor Bondone hace buena la famosa frase de Hayek en La contrarrevolución de la ciencia que señala que “probablemente no sea ninguna exageración afirmar que todos los avances importantes en la ciencia económica durante el último siglo hayan consistido en ofrecer una aplicación más coherente de los principios del subjetivismo”.

Con ello, claro está, no quiero decir que el profesor Bondone tenga razón en todo lo que defiende (aunque tampoco quiero decir que no la tenga), sino que hemos de enfrentarnos a este libro del mismo modo en que deberíamos enfrentarnos a La Acción Humana: no como si fueran las Sagradas Escrituras, sino con la curiosidad y la vocación crítica de aprender, de reflexionar y, en última instancia, de enriquecernos intelectualmente incluso con aquello con lo que honestamente discrepemos.

Sería una muy mala señal sobre la (falta de) vitalidad interna de la Escuela Austriaca el que una obra de este calibre, con tantos y tan novedosos aportes frente al paradigma dominante, pasare desapercibida, como si jamás hubiese sido escrita simplemente por el hecho de no desarrollar, sino más bien en muchos casos superar, el contenido de La Acción Humana. Ojalá la Teoría Económica Subjetiva Solidaria termine convirtiéndose en otra obra de referencia para cualquier economista que desee formarse dentro de lo que, en su día, fue una efervescente, creativa, abierta y valiente tradición de pensamiento económico.

Juan Ramón Rallo
Madrid, 22 de enero de 2024